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Voley Femenino 10 de Abril de 2018

Farriol, de la UNLaM a la Selección

Con apenas 16 años, Bianca se integró este año al plantel de División de Honor y ya asoma como una de las grandes promesas del vóley matancero. La historia de la joven que llegó a la Universidad para jugar al handball y terminó al lado de la red, bloqueando y rematando.

La chica de 12 años quería hacer un deporte y el handball, disciplina que había practicado en el colegio, era una buena opción. “Quería hacer algo, y como en la escuela jugábamos al handball, vine a la Universidad para anotarme. Cuando estaba en la fila con mi mamá para inscribirme, vino Jorge (Ferreira, preparador físico) y me preguntó en qué me iba a anotar. Le respondí que en handball y me dijo: ‘No, vos tenés que hacer vóley’, y me invitó a jugar. Hicimos unas pruebas de salto y me gustó, así que empecé”, cuenta Blanca Farriol, hoy de 16 años y 1.87 metros de altura.

En junio de 2014, comenzó a jugar de central y se desenvolvió, pegada a la red, de manera natural, destacándose en cada partido. “Aprendí bastante rápido, porque las chicas con las que jugaba tenían buen nivel. No me costó adaptarme”, dice la adolescente que fue convocada, el año pasado, a la Selección argentina Menor para el Mundial que se disputó en Santa Fe. “Fue algo impresionante, que nunca me voy a olvidar. Jugábamos siempre con estadio lleno y nos relacionábamos con chicas de otros países; adentro de la cancha eran rivales, pero afuera era distinto. Fue una experiencia re linda. Salimos séptimas”, recuerda.

"Una vez que comencé a jugar al vóley me fue atrapando y hoy para mí es un deporte hermoso. Siento pasión cada vez que juego", dice Farriol.

Si bien hace cuatro años que juega, a Farriol se le dio todo muy rápido, gracias a sus aptitudes como jugadora y a las ganas y tesón que le pone cada vez que se coloca la camiseta y las rodilleras. Este 2018, Hugo Jáuregui, DT del equipo de División de Honor, la confirmó como parte del plantel (en el 2017 se entrenaba con el grupo) y, hace unos días, le llegó la convocatoria para la concentración de la Selección Argentina mayor en el CeNARD. 

“La verdad es que fueron dos muy buenas noticias. El vóley me lo tomo en serio pero también me divierto jugando. Está bueno compartir los entrenamientos y los partidos con las mayores porque adquirís más experiencia, así que me puse muy contenta con la citación. Trataré de aprender todo lo que pueda y voy a lucharla para quedar en el plantel”, se ilusiona la chica que cursa 5° año de Contabilidad, en el colegio Monseñor Solari, y que planea estudiar Medicina en la UNLaM, dentro de dos años.

Pese a su corta edad, Bianca piensa y habla como una chica más grande, y centra su vida en el vóley. Se levanta todos los días a las 6.30 para ir al colegio hasta las 12.30. Llega a su casa, almuerza, y viaja a la UNLaM para entrenarse. “En la escuela me va bien pero nunca tendré mejor promedio porque no voy casi nunca. El año pasado tuve 73 faltas por las convocatorias a la Selección. Pero, por suerte, los profesores tienen consideración y a veces me explican después de hora”, describe. Por el deporte, Farriol se pierde muchas cosas típicas de su edad. “Mis compañeras de colegio no me invitan a ningún lado porque saben que tengo la vida ocupada. Tampoco festejé mis 15, porque tenía miedo de que el viaje me coincidiera con alguna concentración de la Selección. Y no sé si voy a ir a Bariloche todavía. Son cosas que me pierdo pero para mí vale la pena”, señala.

¿Qué te dicen tus compañeras de División de Honor?
Siempre me alientan, porque soy la más chiquita. Me enseñan un montón de cosas, como tener más viveza, por ejemplo.

¿Y Jáuregui?
Es un entrenador muy estricto, pero tiene mucha experiencia y aprendo todos los días de él. Hay cosas que digo: ‘Wow, sabe un montón’. Ponele, cuando la armadora se despegaba de la red para ir a buscar una pelota, yo la seguía. Y Hugo me dijo que tengo que dejarle el espacio. Cosas como esa no la sabía y está buenísimo que te lo marquen.

¿Cómo te ves en unos años?
Jugando afuera. En Italia, Estados Unidos, Rusia, donde están las top de este deporte. Siempre tuve la ilusión de llegar a ser profesional con el handball, pero bueno, una vez que comencé a jugar al vóley me fue atrapando y hoy para mí es un deporte hermoso. Siento pasión cada vez que juego.

Si Bianca sigue siendo responsable y dedicada, no tiene techo
Bianca tiene el biotipo ideal y perfecto para jugar al vóley. Empezó entrenando con perseverancia porque le coincidían los horarios del colegio y venía a entrenar sola, sin poder jugar. Hacía coordinación con (Jorge) Ferreira para no estar tan despegada del grupo. Eso te daba la pauta de que quería jugar. Cuando lo hizo, y festejaba los puntos con tanta alegría, me di cuenta que iba a llegar lejos. Porque a veces, la altura y el alcance da pero el temperamento no, y Bianca tiene un mix de todo. Tiene mucho potencial físico, pero también una pasión y una alegría que contagia. Es una jugadora que no tiene límites. Aprende muy rápido, soluciona muchísimo jugando y es una fuera de serie. Es una distinta, y estamos muy contentos y orgullosos de tenerla. Me parece que si sigue enfocada, y si sigue siendo responsable y dedicada, no tiene techo”, dijo María Laura Vincente, jugadora de División de Honor y entrenadora de vóley en la UNLaM.

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