“Vení, vení/ cantá conmigo/ que de la mano de Nico Rossi/ todos la vuelta vamos a dar...”. El clásico cántico de cuando un equipo se consagra campeón retumbaba en el estadio Monte Dorrego. La Universidad Nacional de La Matanza acababa de vencer por 3-1 a Saber, en la última fecha del torneo de Primera D de AFA, y se coronaba después de dominar durante toda la temporada.

La apuesta por regresar al certamen de futsal de AFA fue fuerte porque el Verde había sufrido la desafiliación en 2015. Pero el proyecto que comenzó Pablo Parrilla (se fue a trabajar a Italia a mediados del año pasado) y que continuó Nicolás Rossi tuvo sus frutos. Tras un exitoso 2016, con la obtención del campeonato de LAFA (liga promocional), el cuerpo técnico y las autoridades de la UNLaM decidieron darse otra oportunidad. Y, con un plantel reforzado y el arribo del preparador físico Fernando Trasancos, con una década de trabajo en la Selección nacional en el lomo, el Verde terminó celebrado el ascenso a la Primera C, un logro tan sorprendente como merecido.

"La regularidad del equipo y el gran grupo humano que se formó fueron algunas de las claves del éxito", comentó Rossi.

Por eso, Rossi y Trasancos no pueden disimular la alegría que los invade. Y, en diálogo con El1 Digital, coinciden: “Fue un año durísimo, pero los chicos se metieron a full con el proyecto y, hoy, estamos disfrutando de este momento”.

¿En dónde estuvo la clave del éxito?
NR: Una de las claves fue la regularidad que logramos. Fijate que ganamos 15 partidos , empatamos uno y solo perdimos cuatro Y otra de las virtudes fue el gran grupo humano que se armó, algo que se notó tanto dentro como fuera de la cancha.
FT: El trabajo de pretemporada fue muy bueno. Se proyectó de la mejor manera desde los JUR, en abril, hasta el fin de este torneo. Los chicos, que no son profesionales, trabajaron como tales e hicieron un laburo fantástico porque, cuando la mayoría de los equipos jugaron 20 partidos en el año, nosotros jugamos más de 40.

Más allá de la felicidad por el objetivo logrado, ¿ven cosas para corregir?

NR: Sí, siempre hay cosas para corregir. Por ejemplo, en este torneo, empezamos perdiendo un montón de partidos. La mayoría lo supimos revertir, pero eso derivó en que tengamos que hacer un desgaste muy grande. Paradójicamente, esa situación también dio lugar a una gran virtud que tuvimos: la paciencia para quebrar a los rivales. Otro aspecto a mejorar tiene que ver con la conformación del plantel. Este año, estuvimos muy justos. Para la próxima temporada, estaría bueno tener una mayor cantidad de jugadores a disposición.

FT: Coincido con Nico en que siempre se puede mejorar. Pero sabemos que tenemos que seguir trabajando de esta manera, siempre en conjunto, porque cada entrenamiento tiene un proceso global en el que hay que unir lo físico con lo técnico.

¿Qué significa este logro para ustedes?
NR: Yo estoy hace casi un año y medio acá, y lograr este campeonato, las finales de los JUR y todo lo que conseguimos es hermoso. Y, más, teniendo al lado a Fernando, que fue el mejor que tuvimos. Nos faltaba cerrar el cuerpo técnico y la llegada de él aportó muchísimo.
FT: Siempre le estaré eternamente agradecido a Nico por convocarme a su equipo de trabajo porque me había alejado del futsal. Cuando dejé la Selección, y después de unos problemas familiares, no quería saber más nada con el deporte. Pero, un día, me llamó, hablamos y, en una de esas reuniones que tuvimos con los chicos a comienzos de año, les dije que disfrutaran lo que tenían acá. Arranqué con la idea de no completar la temporada, pero me enganché y me devolvieron las ganas de vivir.

Las voces de la experiencia
Christian Leguizamón Martínez (26 años, ala) y Ezequiel Bernardez (27, pivot), además de ser los entrenadores de las divisiones inferiores de futsal y graduados de la UNLaM, son los jugadores con más temporadas en el equipo. “Yo empecé en el 2007 y, más allá de que jugué en algunos clubes y hoy me siguen llamando, ya está, me quedo acá, este es mi lugar”, dice Bernardez, quien sufrió la desafiliación hace un par de años. “Fue una especie de revancha, porque en el 2015, cuando nos tocó salir del torneo de AFA, fue durísimo. Ahora queríamos volver a AFA pero no para pasar papelones sino para pelear por lo menos, y logramos el título. Tenemos una satifacción enorme”, completa.

Leguizamón Martínez, por su parte, expresa: “Fue mucha la presión que tuvimos. Había mucha ansiedad, muchos nervios, queríamos que se termine. Sabíamos que estábamos cerca de lograrlo. Para mí es un orgullo pertenecer a la Universidad, salir campeón y lograr un ascenso tan importante. Hace dos años sufrimos un momento horrible pero nos quedamos a bancar este proyecto. Ahora es momento de disfrutar hasta que volvamos a enfocarnos en el torneo del próximo año”.