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Boxeo 27 de Diciembre de 2017

La Universidad se pone los guantes

Para Alfredo Campos, el entrenador que está al frente del boxeo en la UNLaM, este es un deporte arriesgado, pero apasionante. Comenzó como una actividad recreativa, aunque también hay púgiles que se preparan para subirse al ring como profesionales.

La discusión es vieja e interminable. Los “pro boxeo” y los “anti boxeo” se pelean (curiosamente) a la hora de definir a esta actividad. Los que están a favor no dudan en calificarlo como un deporte. 

Y los que están en contra ni siquiera contemplan esa chance, directamente piensan que “eso es una salvajada”. Entre estos últimos, no está Alfredo Campos, claro. Porque Alfredo es un amante incondicional del boxeo, y lo demuestra con su manera apasionada de entrenar a los púgiles que se acercan al gimnasio Juan Manuel Fangio de la UNLaM. 

Para evitar que se ponga nervioso, el cronista de El1 decide no preguntarle el clásico “Para vos, ¿el boxeo es un deporte?”. ¿Para qué hacerlo? Si, para él, está muy claro que sí lo es. Y de los más maravillosos del mundo. Directamente, se le pide que cuente cómo anda esta actividad en la Universidad Nacional de La Matanza. “Muchos de los chicos que venían tuvieron que dejar por cuestiones laborales, y los que siguen lo hacen con mucha voluntad. 

Eso me pone muy contento, porque significa que les gusta lo que hacen y que la pasan muy bien cuando vienen al gimnasio”, cuenta Alfredo, mientras observa a los chicos que realizan sus rutinas de precalentamiento. 

En su tarea docente, Alfredo exhibe la experiencia acumulada en sus años como boxeador amateur y profesional. “Siempre quise ser boxeador porque entendí que era un deporte físico y mental, que no era simplemente subirse al ring a pegar”, aclara Campos, a la vez que recuerda con orgullo que, “en 1975, fui el campeón del Torneo ‘Guante de Oro’, en Mendoza”. Boxeo para todos Todos los martes y jueves, el Juan Manuel Fangio se convierte en una escuela de boxeo, donde Alfredo, feliz, les da clases a unos treinta alumnos: la mayoría, chicos que quieren dar los primeros “guantazos”. 

Los otros días de la semana, también enseña en el Gimnasio “Campeones”, del Club Constructora Juniors, que está ubicado en Condarco 3.237, en San Justo. Pero no son todos principiantes los que acuden a Campos. También, hay boxeadores que se preparan con él para lanzar sus carreras profesionales. Es el caso de Fabricio Cocciadiferro, quien a fines de 2008 vio frustrado su debut en un combate oficial por la ausencia del médico, algo reglamentario en el boxeo profesional.

Lejos de desanimarse por esta oportunidad perdida, Fabricio le mete duro y parejo al entrenamiento para estar listo para cuando se le presente una nueva oportunidad, algo que podría ocurrir antes de fin de año. Además, se está realizando los últimos estudios correspondientes para la renovación de su licencia. “Si tengo que pelear dentro de un mes, lo puedo hacer, porque nunca dejé de entrenar”, se envalentona el púgil de 26 años. 

Cada vez son más los que se acercan al Juan Manuel Fangio para ponerse a las órdenes de Alfredo Campos. No necesariamente para combatir, pero sí para realizar ejercicios físicos, algo que nadie puede negar que “hace bien”. También hay lugar para los que quieren “pelear de verdad”. Como Fabricio Cocciadiferro, que está a punto de transformarse en el primer boxeador surgido del gimnasio de la UNLaM. “¿El boxeo es un deporte?”.

 La polémica sigue abierta. Y, difícilmente, termine algún día. Lo único indiscutible es que el boxeo en la Universidad Nacional de La Matanza goza de buena salud.

CÓmo LLegar

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